Este breve artículo sólo tiene una finalidad: hacer visibles los gestores universitarios. Y, al mismo tiempo brindarles, desde la modestia, un sencillo homenaje. Ni más ni menos.
Efectivamente, los gestores (y gestoras) universitarios son los grandes olvidados dentro y fuera de las estructuras universitarias. Muestra de ello la podemos encontrar llevando a cabo un simple ejercicio: repasar por un momento el historial de artículos publicados en este foro. Yo mismo he querido hacerlo y mi intuición se ha confirmado: prácticamente no hay artículos referidos en exclusiva a hablar sobre los gestores en las universidades. Sólo algunas referencias explícitas o implícitas cuando se habla de la gestión universitaria o de algún servicio o actividad académica. Ello corrobora la invisibilidad que rodea a un colectivo de profesionales que es más que relevante en el día a día de nuestras universidades.
Bajo la denominación genérica de “personal de administración y servicios (PAS)” encontramos una amalgama muy amplia y diversa de perfiles profesionales que desarrollan todas aquellas tareas que no son estrictamente las académicas, es decir la impartición de docencia/formación de los estudiantes y la generación de conocimiento/investigación e innovación. Así, en general, el PAS asume como propias todo el resto de responsabilidades que son fruto de la actividad universitaria actual, y que como bien sabemos son múltiples y especializadas. Efectivamente, la universidad moderna poco tiene que ver con las universidades clásicas, la de la formación en las aulas tradicionales y la investigación llevada a cabo por pocas personas y grupos. Sus tareas se han multiplicado enormemente, con la aparición de nuevas responsabilidades, nuevas funciones y, al mismo tiempo, con instrumentos y programas más complejos y especializados.
Hagamos una rápida lista de algunas de estas tareas y responsabilidades. Lo que sigue no pretende ser una lista cerrada ni completa, tan solo un ejercicio meramente ilustrativo e intuitivo. Dentro del colectivo de los gestores universitarios (del PAS) encontramos al responsable de las bibliotecas y los equipos técnicos, la administradora de una facultad, escuela o departamento universitario, el técnico de transferencia o la directora de la oficina de transferencia de tecnología, al gerente o director de una fundación universitaria, al conjunto de auxiliares administrativos y secretarias de las distintas unidades, a la gerente de la universidad, al director de los servicios informáticos de la universidad y los recursos TIC (con todo un equipo diverso de profesionales), a la responsable de los servicios jurídicos y el equipo técnico correspondiente, a los equipos de gestión académica (sea en las distintas facultades y escuelas, sea en los servicios centrales), al equipo humano encargado de las relaciones internacionales, los equipos de soporte técnico a la docencia y a la investigación, técnicos de laboratorios e instalaciones científico-técnicas, técnicos de comunicación y marketing, las técnicas de planificación y evaluación, los equipos de gestión de datos e indicadores, los responsables de elaboración de estudios e informes, los técnicos del área de publicaciones, el equipo de vicegerencias de la universidad (área académica, área de investigación e innovación, área de infraestructuras, área de personal, área económica, etc.), los técnicos gestores de infraestructuras de campus, de facultades, de servicios centrales, las responsables de parques científicos, viveros de empresas y proyectos mixtos con otras instituciones o empresas. Y un largo etcétera. Todo ello sin contar que, dentro de esta complejidad de la universidad actual, algunas tareas no centrales ni estratégicas se han acabado habitualmente subcontratando a empresas externas especializadas: limpieza, reprografía, restauración, mantenimiento, etc. Solamente en las universidades catalanas, cerca de 10.000 profesionales de la gestión desarrollan su actividad en tareas como las que acabo de mencionar; una cifra, y unas actividades, más que relevantes para el correcto funcionamiento de las instituciones universitarias.
Cabe mencionar que a menudo la gestión en las universidades españolas no se ha desarrollado en las mejores condiciones. La organización y la cultura burocráticas están arraigadas y la normativa (tanto la referida a la función pública general como la específica del contexto universitario) ha agravado normalmente esta situación. Se sigue poniendo demasiado énfasis en los procedimientos y los inputs de los sistemas de gestión, y poco en sus resultados concretos y tangibles. A pesar de ello, mi experiencia personal de cerca de 30 años en el mundo universitario me ratifica en el buen quehacer de la gran mayoría de profesionales de la gestión en todas sus variadas facetas: profesionales competentes y comprometidos con el buen hacer de las instituciones universitarias.
De hecho, el management y la corriente de la nueva gestión pública (New Public Management) no han entrado con fuerza en la gestión universitaria española. Habitualmente lo han hecho con más intensidad en lo que podríamos denominar los ‘márgenes’ del sistema y con la creación de para organizaciones universitarias más ágiles: fundaciones, agencias, programas específicos, o en áreas de gestión más profesionalizadas. Por lo que respeta a la evolución en los últimos decenios, habitualmente se ha transitado de la clásica administración/secretaria al desarrollo de multitud de nuevas funciones altamente profesionalizadas/tecnificadas, con perfiles cada vez más diversos y de mayor cualificación. Asimismo, creo que es justo reconocer que no encontramos apenas casos de corruptelas ni malas praxis en la gestión universitaria, más allá de deficiencias que son más fruto de la clásica estructura burocracia, como acabamos de mencionar.
Todo ello nos lleva a la necesidad de reconocer la importancia estratégica de la gestión universitaria actual y, por consiguiente, en la relevancia y el valor añadido de muchas de las responsabilidades de los gestores universitarios. Estoy convencido de que, pensando en un futuro que ya es presente, las universidades más innovadoras también se caracterizarán por disponer de equipos de gestores cualificados, abiertos, creativos, propositivos y anticipativos, en áreas como la gestión del conocimiento, la formación continua, la investigación transdisciplinar, la formación co-creativa e híbrida, los proyectos conjuntos con otras instituciones y empresas, etc. Y las tareas más ordinarias y repetitivas, es decir, aquellas que no generan valor añadido, acabarán en buena parte mecanizándose o robotizándose bajo aplicaciones diversas. Sin duda, quien quiera construir una universidad innovadora y excelente debe apostar por estas gestoras y gestores profesionales, con mecanismos sólidos para su formación permanente. Una apuesta que también es igualmente aplicable a las agencias gubernamentales, ministerios y consejerías, a las asociaciones y los servicios universitarios diversos. Por todo ello, creo necesario poner en valor la gestión universitaria y las responsabilidades profesionales de sus gestores y gestoras.