Artículo publicado en La Vanguardia, 17 de abril de 2013
El fomento de la emprendeduría debe constituir una acción prioritaria en Cataluña. La capacidad de un país para crear empresas y proyectos emprendedores es un factor clave de competitividad. La emprendeduría genera riqueza, puestos de trabajo y vitalidad social y económica, y constituye claramente una oportunidad para muchos jóvenes (y no tan jóvenes!) en un momento de crisis como el actual.
Cataluña dispone en este sentido de una larga tradición empresarial. La sociedad catalana se ha caracterizado por un alto espíritu empresarial, industrial, comercial y en el sector servicios y en ámbito cultural. A día de hoy, se están impulsando algunas iniciativas interesantes aunque de poco calado, tales como los programas de ACC1Ó, las políticas para reducir la burocracia en la puesta en marcha de empresas, iniciativas de las patronales y las cámaras de comercio, la red de emprendeduría universitaria, las acciones de promoción económica desde el mundo local o la formación en emprendeduría en escuelas e institutos. Sin duda, iniciativas que van en la buena dirección pero que requieren una mayor inversión en todos los sentidos. En esta línea, sorprende enormemente que una de las promesas estrella del PP en las pasadas elecciones generales, la de una ley para la emprendeduría y para facilitar la autoocupación, con medidas de fomento y de tratamiento fiscal positivo, todavía siga totalmente aparcada.
Salvando todas las distancias y contextos, un buen ejemplo a seguir es el de Israel. Reconocido como el país de la emprendeduría (start-up nation), Israel ha llevado a cabo una apuesta nacional por la ciencia y la innovación, y por la emprendeduría de base tecnológica. Se ha convertido en pocos años en el país del mundo que dedica un mayor porcentaje del PIB en I+D y en el tercer país del mundo en número de empresas cotizando en el Nasdaq (detrás de Estados Unidos y la China). Dispone de grandes inversiones en capital riesgo y tiene la capacidad de atraer centros de I+D de grandes empresas tecnológicas del mundo. Con un PIB y un número de habitantes muy similar al de Cataluña, el estado de Israel está llevando a cabo en las últimas décadas una apuesta nacional por la investigación y la tecnología, y es un referente por la generación de iniciativas emprendedoras, en buena parte de base tecnológica y a través de un programa muy sólido de incubadoras. En este sentido, recomiendo la lectura del libro de Senor y Singer Start up Nation. The Story of Israel’s Economic Miracle, que nos ayuda a entender como se ha construido una verdadera estrategia nacional para fomentar la emprendeduría de alto valor añadido.