Blog UniversidadSí , 5 de abril de 2019
¿Qué balance se puede llevar a cabo de los últimos treinta años de política universitaria y científica en Cataluña? ¿Qué factores, desde la perspectiva del análisis de las políticas públicas, hay ayudado a consolidar el sistema universitario y científico catalán? En el libro Construint la Catalunya del coneixement (1985-2015) he destacado una serie de aspectos clave que, bajo mi punto de vista, han permitido consolidar un sistema universitario y científico con características propias y definitorias, y con estándares de calidad homologables a escala europea.
Los diez factores clave son, de forma esquemática, los siguientes:
- La estabilidad y la continuidad de las políticas públicas.
A lo largo del libro se destacan la estabilidad y la continuidad de las políticas públicas en materia de universidades e investigación como aspectos clave para poder edificar y consolidar el sistema. Más allá de los cambios políticos en los diversos gobiernos de la Generalitat en estos decenios, la política universitaria y sobre todo la de investigación han podido blindar un cierto acuerdo político transversal para salvaguardar todo aquello que era necesario mantener y reforzar, dejándolo fuera del debate político más partidista o del corto plazo. Todo ello no implica que en estos años no se hayan producido disputas, intereses, horizontes cortoplacistas ni polémicas en el ámbito universitario y de la investigación. Pero se han ido tejiendo complicidades amplias para consolidar todo aquello que funcionaba, sin partidismos de corto alcance. Por ello, en el libro también quedan reflejadas las visiones de los consejeros de universidades e investigación desde que la Generalitat cuenta con una consejería propia para la política universitaria y de investigación.
- El impulso decisivo del primer mandato del Conseller Mas-Colell.
El primer mandato del Conseller Andreu Mas-Colell (2000-2003) constituye una de las etapas más visionarias y fructíferas, sobre todo en materia de política científica (ya que se asientan las bases del modelo de investigación propio) pero también en cierta medida en el ámbito universitario, a partir del impulso de la Llei d’Universitats de Catalunya (LUC) del año 2003. Por primera vez, el Gobierno de la Generalitat se dota de una consejería específica: el Departament d’Universitats, Recerca i Societat de la Informació, que expresa una voluntad política para reforzar esta área de gobierno. Reconociendo las rigideces y la burocratización del edificio universitario de corte más clásico, Mas-Colell promueve iniciativas para superarlas o complementarlas. No se trata de emprender grandes reformas (ni la capacidad competencial de la Generalitat ni la normativa otorgaban mucho margen al respecto) sino de introducir nuevas capacidades de gestión aprovechando los márgenes del sistema. Nos referimos principalmente al impulso en la creación de nuevos centros de investigación y a la creación de la institución ICREA.
- El desarrollo de infraestructuras de primer nivel europeo.
A día de hoy, las universidades y el sistema científico catalán disponen de unas instalaciones e infraestructuras de primer nivel europeo. Años de inversión bien orientada y ejecutada por la Generalitat y por los diferentes agentes han comportado que a día de hoy se disponga de unos equipamientos que nada tienen a envidiar respecto a cualquier otro sistema universitario europeo avanzado. Gestionados con eficiencia y sin malas praxis ni corruptelas. El ejemplo más palpable de ello son los sucesivos Planes plurianuales de inversión universitaria de la Generalitat. En el ámbito científico, se crean y consolidan dos grandes infraestructuras de nivel europeo y a partir de la colaboración entre el Gobierno central y el de la Generalitat: se trata del Sincrotrón ALBA y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC). El aspecto preocupante es que en los últimos años el plan de inversiones universitarias (debido a la crisis económico financiera y las restricciones de los presupuestos públicos) ha prácticamente desaparecido y ello comienza a afectar la reposición y el mantenimiento de las infraestructuras.
- Los liderazgos.
Puede parecer una obviedad, pero determinados liderazgos a lo largo de estos años han sido determinantes para construir el sistema universitario y científico en Cataluña. Se trata de directivos que han creído y trabajado intensamente en pro de las instituciones universitarias y científicas, o que han llevado a cabo iniciativas destacadas en la política pública de universidades e investigación. Personas que han creído con firmeza y decisión en la idea de construir un país más culto y próspero. De hecho, algunas de las iniciativas, instituciones o programas de estos decenios no se pueden explicar suficientemente sin tener en cuenta este factor humano y de liderazgo institucional y político.
- El compromiso y la profesionalidad de los académicos y científicos.
La creación y consolidación de un sistema universitario y de investigación en un tiempo récord son en buena parte explicables por el compromiso de miles de profesores e investigadores. Compromiso y profesionalidad. La voluntad de servicio público y la búsqueda de la reputación y el prestigio académico han conllevado que en general los resultados sean positivos en términos generales.
- Un modelo propio y singular de investigación.
Cataluña ha ido creando, con el paso de los años, un modelo propio de investigación y de política científica. Sobre todo, a partir de la sentencia del Tribunal Constitucional del año 1992, se ponen en marcha programas e iniciativas diversas para su fomento. Una de las decisiones estratégicas fue la de no promover convocatorias de proyectos de investigación (que ya llevaban a cabo tanto el Gobierno Central con el Plan Nacional de I+D como la Unión Europea con los sucesivos Programas Marco) sino dar soporte a todo aquello que reforzaba los grupos de investigación para hacerlos más robustos y competitivos. Política que se ha demostrado acertada atendiendo a la capacidad de captación de proyectos y de financiación de los grupos catalanes. Asimismo, es a partir de los inicios del siglo XXI cuando el sistema se singulariza, con la puesta en marcha de la institución ICREA de captación y retención de talento y con la creación de diversos centros de investigación, con un modelo de gestión autónomo, ágil y basado en la meritocracia.
- El personal de gestión y los instrumentos de la nueva gestión pública: profesionalización y eficiencia.
La creciente profesionalización del personal de administración y servicios ha sido una herramienta potente para consolidar universidades modernas, que requerían cada vez más especialización y tecnificación profesional. Asimismo, el sistema universitario, a pesar de su rigidez, homogeneidad y burocracia, ha trabajado a menudo con eficiencia y con instrumentos de la nueva gestión pública. Podemos citar, por ejemplo, la creación de agencias públicas de gestión, los contratos-programa, la evaluación de la calidad o la colaboración público-privada. Fundaciones, institutos, consorcios, entes autónomos han generado mayor complejidad organizativa, pero han permitido mayores grados de eficacia y adaptación a necesidades y requerimientos específicos.
- Una política de incentivos bien orientada, sobretodo en el fomento de la investigación.
A lo largo del libro se cita en diversas ocasiones la adecuada orientación de la política de incentivos entre el personal docente e investigador. Este hecho es especialmente relevante en los incentivos para el fomento de la actividad investigadora. Medidas de fomento (becas, programas) y sobre todo incentivos en la carrera docente e investigadora (principalmente sexenios de investigación) han sido determinantes para poder hacer el salto desde una universidad eminentemente docente a universidades de investigación plenamente homologadas a escala europea e internacional. Por el contrario, se observa la ausencia de suficientes incentivos para la mejora y la innovación docente, así como para el fomento de la transferencia de conocimientos y la innovación con el tejido institucional y empresarial.
- La internacionalización como palanca de cambio y modernidad.
Las universidades y los centros de investigación de Cataluña han querido estar presentes en el escenario europeo y ser reconocidos internacionalmente. En esta línea, la internacionalización ha comportado sin duda mayores grados de exigencia y la búsqueda constante de la excelencia. Las universidades y los centros catalanes compiten, sin fronteras, con universidades y centros de toda Europa (a menudo con sistemas más consolidados y competitivos) y este hecho exige mayores grados de calidad y de profesionalidad. La crisis reciente ha generado, si cabe, una mayor orientación a la captación de proyectos y recursos europeos, con unos resultados remarcables para buena parte de las universidades y centros catalanes. Sin duda, pues, la internacionalización de las universidades y centros catalanes (querida o forzada) ha comportado una mejora evidente de la calidad académica y científica, por encima de la tónica general de la mayoría de universidades y centros del conjunto de España.
- El sabio balance entre competencia y colaboración.
Durante estos decenios se ha impulsado la cooperación interuniversitaria. No ha sido una tarea fácil, ya que en buena parte las universidades y los centros compiten entre ellos: principalmente por los fondos públicos, pero también a la hora de fomentar nuevos estudios, áreas de investigación o captación de talento. De hecho, el sistema universitario y científico catalán (como tantos otros) ha progresado significativamente también debido a esta competencia dura por el reconocimiento, por la excelencia, por los recursos, por el prestigio, en definitiva.
Sin embargo, más allá de la competencia, se han sabido construir espacios de colaboración y de cooperación, sea por la propia iniciativa del sistema universitario y científico, sea por el impulso de los gobiernos y las administraciones, o por redes como la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP). Desde la órbita gubernamental, se han consolidado diversos instrumentos, programas y agencias. Entre otras, AQU Catalunya, AGAUR, CSUC o el propio Consell Interuniversitari de Catalunya (CIC).